Si la foto hablara…

Si la foto hablara…

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Las fotografías son el testigo de muchos momentos de la vida, algunos que eran felices se llenan de nostalgia, otros siguen estando en el almanaque de la felicidad y algún otro que era terrible nos sorprende…

Recuerdo las fotos de las cámaras de 35 mm, esas que no permitían ver en una pantalla la imagen capturada, que se tenía que esperar para verlas y después de revelarlas no había repetición. En aquella época se colocaban en álbumes de papel o cartón y muchos encuentros con familia y amigos eran para verlos, para platicar el viaje o los momentos retratados.

Recuerdo las caras de muchos, incluyéndome, cuando aparecía una foto que no nos gustaba como nos veíamos, algunas veces de vergüenza disfrazada de algo más y otras riendo a carcajadas por lo simpático de la fotografía o el momento a recordar.

Lo que sí es seguro es que en un álbum o dentro de una cajita, todos guardamos una foto que nos recuerda aquella época en la que no nos gustaba como nos veíamos, en la que nos poníamos atrás, medio tapados y en ciertos casos escondiendo el cuerpo porque nos sentíamos gordos, en la que no nos sentíamos aprobados por nuestra propia mirada.

Después de unos años, meses quizá, volvemos a ver la foto y nos decimos “pero si no estaba tan gorda como ahora” “estaba mejor y me sentía igual que ahora” “en esa época estaba haciendo X dieta” en fin… una foto que nos recuerda lo mal que nos sentíamos y, por si fuera poco, que estábamos mejor que ahora o que seguimos igual… sin gustarnos del todo.

Hoy en día me sorprende la cantidad de efectos que pueden modificar una fotografía, la luz, los objetos, el cuerpo, en general la apariencia de una persona puede cambiarse por completo. No se toman un par de fotos del momento, se hacen varías tomas hasta encontrar el ángulo ideal, dónde todo en la foto parezca perfecto. Y de no ser así siempre existe la repetición.

Pues aún con la repetición instantánea de las cámaras y los filtros de los dispositivos, la realidad es que el momento no volverá, esa sensación de no ser adecuados, de no sentirnos bien con nosotros mismos no cambiará y las fotos seguirán siendo el recordatorio, la repetición instantánea de cómo nos sentimos se dará en la forma que seguimos viviendo día a día.

La forma de aparecer en la foto no va a cambiar al menos que sea nuestra actitud la que cambie, menos pose y más autenticidad, menos apariencia y más realidad. Cambiar la forma de mirarnos tiene que ver con la confianza que sentimos hacia nosotros mismos, con reconocernos valiosos, con aceptarnos.

Hay diferentes formas, pero todas tienen que ver con la percepción que tenemos de nosotros mismos, el primer paso es querer trabajar el ti. Tomar psicoterapia, libros, cursos, cualquier herramienta que este en tus posibilidades, pero lo importante es trabajar en ello.

Terapeuta Marisol Santillán

 

 

Psict. Marisol Santillán