Hace unos días platicaba con una amiga quien fue mi cómplice en el mundo de las dietas y quien también tenía una relación emocional con la comida, después de casi 15 años de haber empezado el cambio, las dos cometamos que el cambio seguía y seguía, que nos descubríamos comiendo diferente que al inicio, que hace 5 años e incluso que el año pasado…
Cuando iniciamos el cambio parece algo lejano, casi imposible, tratar de no comer demás, tratar de no ir al atracón después de una frustración, tratar de no hacer dietas restrictivas, de no usar conductas compensatorias ¡uff! Dejar de comer por hambre emocional se ve muy lejano, pero con el tiempo la transformación sigue sucediendo.
Quienes trabajamos en el cambio de nuestra forma de comer para dejar de vivir haciendo dietas y liberarnos del hambre emocional, podemos sentirnos frustrados durante el proceso porque el camino es así, subidas y bajadas, avance y de pronto un retroceso, logramos mantenerlo por meses y a ratos sentimos que estamos estancados y que nunca llegaremos a comer de forma natural; nos sentimos agotados de poner tanta energía en el proceso, nos cansamos de estar atentos todo el tiempo al mundo de las emociones, a los sabores, a las sensaciones, a estar en conciencia y pensamos que sería mejor regresar al mundo conocido de la dieta, que alguien más nos diga qué comer y cómo hacerlo, parecería que tirarnos a la inconsciencia es menos cansado. Créeme, el cambio se dará poco a poco, la transformación sigue su curso mientras lo practiques, la única manera de que falles es dándote por vencida, lo cual también significaría renunciar a tu bien-estar.
A veces parece que en la forma de comer todo va bien, que la mirada en el espejo sigue siendo amorosa, pero de pronto encontramos que en otras áreas de la vida hay estrés, angustia, ansiedad, ya sea en el trabajo, en la vida de pareja o en lo social y nos descubrimos comiendo demás por varios días, sin llegar al atracón pero sí consumiendo muchos carbohidratos (alimentos que consuelan). En esos momentos necesitamos llevar la atención a las áreas que están en crisis y darnos cuenta de cual es el problema para poder resolverlo y dejarlo atrás. Recuerda que pedir apoyo es válido o bien, acudir a sesiones de psicoterapia, no tienes que hacerlo todo a solas.
No se trata de comer perfecto, no se trata de que la vida sea perfecta, puedo decirte que la vida de mi amiga y la mía no lo son y tampoco lo es nuestra forma de comer, lo que sí ha cambiado es que la batalla con la dieta, la comida y el espejo se quedo atrás. A veces comemos demás, pero las ganas de refugiarnos en la comida ya no es parte de nosotras. Los patrones de conducta han cambiado, ahora hacemos elecciones que sean saludables para todas las áreas de vida. Nuestras herramientas para lidiar con el hambre emocional han sido cada vez más y se han enriquecido con el tiempo… este cambio constante se ha dado porque no nos dimos por vencidas.
¡NO TE RINDAS! Sigue adelante y créeme, el cambio se dará. CONFÍA en el proceso y en ti.
Marisol Santillán, Psicoterapueta Gestalt.
Psict. Marisol Santillán