La importancia de Sentir para escuchar al Cuerpo

La importancia de Sentir para escuchar al Cuerpo

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Nos enseñaron: A no sentirlo, a no hacerle caso: “tápate hace frío”, “ya es hora de comer” etc. Con ello fuimos haciendo a un lado nuestras propias sensaciones “¿estoy mal, yo no siento frío?”, “¿debería de comer?

A calificarlo: gordo/flaco bonito/feo. Y aprendimos a calificarnos. Una vez más nuestra atención se distrae del cuerpo para atender lo que está “afuera de nosotros”.

A escuchar a otros… Con obligaciones, creencias y más; todo para cumplir un requisito familiar o social.

Entonces ¿Cómo relacionarnos de una manera correcta con nuestro cuerpo?

A la hora de cocinar frecuentemente usamos una herramienta que nos guíe: una báscula, una medida que puede ser una pizca, una cucharada o una taza, etc.

Tenemos una aplicación que nos dice el clima, el tráfico ¿Por qué no usar al cuerpo cómo termómetro de la vida? Es tan maravilloso, que no hay una máquina lo suficientemente inteligente para igualarlo.

Dice Fritz Perls, fundador de la Terapia Gestalt “Yo soy un cuerpo”, entonces, ¿por qué verlo cómo algo separado/aparte?

El cuerpo está en contacto con todo lo que nos rodea, con el aire, con las texturas, con la naturaleza y con otros cuerpos que a su vez también irradian algo que nuestro cuerpo recibe e interpreta. El cuerpo nos pone en alerta, nos detiene o nos impulsa. El cuerpo expresa, comunica, siente placer o dolor, deseos y mucho más; cuando aprendemos a sentirlo se convierte en el mejor indicador de nuestras necesidades; a través del cuerpo sentimos el amor con un abrazo o una mirada, en el cuerpo está la sensación del hambre, de frio, o la necesidad de una pausa que nos recupere del trajín del día.

Es importante escucharlo para no llevarlo al extremo del cansancio, de la comida, de la carencia; El cuerpo nos manda avisos, como un pequeño dolor en la boca del estómago, tensión en los hombros; manda una alerta al acercarnos a lo que no deseamos y un impulso enérgico cuando vamos en la dirección correcta.

El cuerpo es sabio, sólo debemos confiar en sus sensaciones, aprender a escucharlo y atender las señales.

  • No es un saco de basura

Cuando no lo escuchamos parece que el cuerpo es un bote de basura, que está hecho de las sobras que dejan los hijos en el plato de comida, de las sobras del tiempo que queda para medio atendernos, de los insultos que nos decimos cuando comemos compulsivamente o cuando nos agredimos porque no vemos en el espejo la silueta que deseamos y en cambio encontramos una cara con arrugas; de las sobras que aceptamos de otros… No conocemos nuestros límites.

El cuerpo es la muestra de cómo vivimos, el sobrepeso, la extrema delgadez, la depresión, la enfermedad son los testigos evidentes de la falta de atención y cuidado.

  • Cuidarlo es una necesidad

Para vivir en verdadera plenitud debemos cubrir nuestras necesidades emocionales, como por ejemplo el amor, la alegría, el coraje; pero también las fisiológicas como el hambre, el frio o el sueño y para ello, debemos escuchar nuestras sensaciones físicas y darles respuesta.

Cuidar de uno mismo no nos vuelve egoístas, por el contrario, nos convierte en personas responsables, ya que si nosotros no estamos saludables en todo sentido, no podremos cuidar de manera adecuada todo aquello que requiere de nuestra atención y presencia.

Aprender a sentir el cuerpo requiere práctica, como cualquier actividad nueva:

  • Sacúdete el sedentarismo.
  • Dirige la atención a ti mismo, date una pausa de las obligaciones para descubrir qué necesitas tú.
  • Cuida tu alimentación y bebe suficiente agua.
  • Mantén una buena rutina de sueño.
  • Aprende a meditar.

“Confía más en tus sensaciones que en lo que piensas”

-Marisol Santillán, psicoterapeuta Gestalt.

ESTE ARTICULO FUE PUBLICADO EN MI COLUMNA DENTRO DEL PORTAL IDEAS QUE AYUDAN, EL 23 DE ENERO DEL 2019. ¡Te invito a visitar mi columna donde podrás encontrar diferentes artículos!

 

 

Psict. Marisol Santillán