Para los que tenemos una mala relación con la comida, se ha vuelto difícil reconocer cuando tenemos hambre estomacal, física, porque la mayor parte del tiempo comemos según nuestra mente: ya es hora de comer, ahora toca el postre, al rato no habrá tiempo, etc. Y nos alimentamos sin consultar al cuerpo y al estómago. La mayor parte del tiempo, el momento en que comemos poco tiene que ver con para qué comemos: nutrición física, satisfacción de tener un cuerpo sano.
Comer cuando se tiene hambre supone confiar en la sabiduría de nuestro cuerpo, es necesario creer que las sensaciones naturales de hambre y saciedad siguen en nosotros, no las hemos perdido, solo tenemos que aprender a reconocerlas y darnos a la tarea de hacerles caso y respetarlas.
Cuando podemos cambiar la idea de comer para perder los kilos de más por la sana creencia de que comer es la mejor herramienta para encontrar salud, entonces los patrones para elegir alimentos van cambiando, porque soltamos el miedo de no bajar de peso.
Cuando logramos entender que el ejercicio no es para bajar de peso y es otra herramienta que nos llenará de salud, entonces podemos comprender que ambas herramientas nos llevarán a lo que tanto anhelamos tener “Bienestar” y el cuerpo se modificará por consecuencia.
Tres indicadores que tienes hambre emocional:
- Urgencia por comer “en este momento” y quieres “mucho” de lo que sea.
- Tener mucha hambre que “no para con comida”.
- Estar pensando en comida y en como bajar de peso constantemente.
“Recuerda que el hambre emocional solo se quedará satisfecha y dejaras de sentirla, cuando le des lo que necesita: Reconocimiento, Amor, Compañía, cuando logres ver que necesitas hacer, pedir o tener.”
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Psict. Marisol Santillán